Para aquellos que pensábamos que la Licenciatura, ahora Grado de Filosofía, era un caladero de personas desempleadas, sin futuro laboral más allá de la docencia, llama la atención la noticia publicada el pasado 30 de marzo, en el periódico El Mundo en su versión digital (aquí), bajo el título:
“Platón 1-Google 0: los filósofos arrasan en Silicon Valley”
La noticia sobre la contratación por parte de las principales empresas tecnológicas como IBM, Microsoft o Google de Licenciados/as en Filosofía, informa del interés de la Tecnología por la Filosofía.
Así, la justificación en la contratación de estos perfiles profesionales vendría dada por su capacidad de razonar y ver más allá de lo inmediato.
Según la noticia, las empresas buscan personal que formule y conteste preguntas, y sean capaces de tomar distancia de la tecnología, para investigar y tomar conciencia de los cambios que ésta va a deparar en el futuro, en una sociedad global donde impera la inmediatez del mundo tecnológico.
La noticia que recuerda la cita de Platón: «Cualquier conocimiento, si se separa de la justicia y de la virtud, es visto como astucia y no como sabiduría», nos trae a colación el post que en su día publicamos Ciencia y Derecho (aquí) sobre la necesidad de aunar esfuerzos entre dos disciplinas, que si bien parecieran antagónicas, resultan imprescindibles y complementarias.
Es por ello, que podríamos añadir que la Filosofía no es ajena tampoco al ámbito jurídico en el que el contenido de la Filosofía del Derecho engloba las corrientes de pensamiento sobre las que se ha fundamentado el actual ordenamiento jurídico contemporáneo. Ahí están las aportaciones de Immanuel Kant sobre la teoría del derecho o Friedrich Hegel bajo los “Principios de la Filosofía del Derecho” o más recientemente Norberto Bobbio, entre otros muchos.
Eso sí, la noticia también informa que este tipo de contrataciones (aún) no han llegado a España…
Trasladado a las Ciencias Jurídicas, cabe preguntarse, ¿En cuántas ocasiones nos hemos enrocado en una estrategia procesal que no obtuvo el resultado deseado pero la justificábamos en el ¿por qué?…, y desde la distancia y con el paso del tiempo nos dimos cuenta que si en lugar de haber preguntado ¿por qué?, hubiésemos preguntado ¿para qué?, la estrategia habría sido otra, y su resultado posiblemente también…?
¿Llegaremos los despachos de abogados a contratar a Grados en Filosofía?
(aún) No..